“La felicidad no es algo confeccionado, viene de sus propias acciones”. Dalai Lama.
No todos percibimos la felicidad de la misma forma. Mientras para unos es la obtención de placer, cosas materiales o recibir reconocimientos, para otros ser feliz radica en el aumento del conocimiento intelectual, el amor, compartir… o miles de combinaciones entre ambas opciones.
Para nosotras tener una vida en paz, con aprendizaje diario y toma de acción en temas como el cuidado de nuestra salud, forma parte de nuestra felicidad. Acciones vinculadas con la antifragilidad, ayudar a los demás, la ecología y la infancia nos conducen a una vida feliz. A esto subyace un actuar desde el amor incondicional, conseguir la auto-realización y practicar la compasión.
Por supuesto, todo esto, forma parte del camino.
Hemos aprendido a vivir desde la neutralidad, respetando a los demás y respetando la búsqueda de la felicidad individual de cada una, sin vernos afectadas por las decisiones ajenas ni perjudicar a los demás con nuestras acciones, ya que la felicidad como nosotras la entendemos está vinculada con el fin que cada uno busca, por lo que depende de cada persona y varía mucho. Por eso respetamos profundamente el camino individual de cada persona hacia su felicidad.
A nosotras actuar desde el amor también nos hace ser felices. Sabemos que cuando vivimos desde el amor y lo hacemos por el bien común, se equilibran la vida, las vibras y los resultados.
Vivir una vida frugal también es un tipo de felicidad que nos gusta, basada en una vida sin miserias ni opulencias, desde la salutogénesis y de aprendizaje continuo.
Nuestra felicidad es el conjunto de todo y la recompensa de un largo camino por todos estos temas que aprendemos, interiorizamos y aplicamos siguiendo la maestría de quienes tienen experiencias y resultados fantásticos en estos campos, de personas de carne y hueso que nos han enseñado, desde el amor, cómo han logrado ellos sus resultados demostrables.
Ser feliz no es tener una vida perfecta ni de ensueño. Somos conscientes de que los problemas forman parte de la vida, pero que cuando los afrontamos con nobleza y grandeza desde el alma, pueden no interferir o dominar una vida maravillosa y feliz como es la nuestra, con nuestras circunstancias.
Según nuestra experiencia la felicidad viene de vivir de acuerdo con el sentir del corazón, el amor incondicional y la búsqueda de la paz interior, para encontrarse a uno mismo, sentirse completo y autosuficiente.
El camino es largo, pero la felicidad ya nos acompaña en cada uno de nuestros pasos.
Aprendizaje: Eudaimonía es lograr la autorealización y llevar al máximo las propias capacidades, desde el respeto al prójimo.
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