SE ACABARON LOS EXÁMENES


“Me permito buscar lo que considero que necesito del mundo, y no esperar que alguien me dé el permiso de obtenerlo”. Jorge Bucay.

Esta maravillosa frase puede resumir la diferencia entre aprender y estudiar.

Todos los días aprendemos millones de cosas nuevas, y no necesitamos estudiar nada relacionado con ellas. Si un tema nos apasiona profundizaremos en él de forma espontánea, le dedicaremos tiempo y esfuerzo y nos haremos expertos sin querer, porque amamos que eso forme parte de nuestras vidas.

Incorporar de forma aislada y mecánica conocimientos a nuestras vidas ( establecidos por edades), no es aprender. Más bien es cumplir con unas exigencias externas sin sentido alguno para nuestras circunstancias vitales particulares, aunque pedagógicamente perfectas. Es más, puede llegar a ser una forma de desaprender, porque mientras nos tienen entretenidos con sus cosas, nos estamos perdiendo el florecer de los almendros, las mareas más profundas del año, la mejor nevada del invierno…y todo lo que lleva asociado. Un crecimiento personal que no se recupera, porque una y otra vez nos tienen entretenidos con sus lecciones para no dejarnos ver lo que hay ahí afuera.

Resulta triste sacrificar ni un momento tan siquiera, por elegir vivir en sociedad en un país civilizado cualquiera, mientras contemplamos con admiración la libertad de los “salvajes” que están ahí afuera.

Si la educación reglada nos diera la felicidad, todos los occidentales seríamos felices, con nuestras carreras y sabiduría, con nuestro materialismo sin medida y con nuestros conocimientos que nada tienen que ver con la vida.

Quizás haya que buscar un equilibrio, para no perder la niñez y la juventud de los nuestros, sentados en un pupitre estudiando otra vez lo mismo. Y mientras, nosotros trabajando duro para poder pagarles una carrera.

Por fin se han acabado los exámenes y de nuevo otra cosa hemos aprendido. Que el sol sale todos los días para dejarnos ver su brillo y con él la vida, no solo estar pegados a un “libro”.

#anayany
#educacionlibre
#vidafeliz

DESPLEGUEMOS NUESTRAS ALAS


«Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.» Carl Jung.

Todos tenemos alas.

Algunas personas las utilizamos desde que éramos pequeñas y otros no las verán en toda su vida, pero eso no significa que no las tengan.

Las alas son las que nos hacen volar.

Cuando abrimos nuestras alas es más fácil llegar, que cuando las tenemos cerradas. Con las alas abiertas volamos libres, solos temporalmente, pero así vemos las cosas más claras. Lo bueno es que podemos cerrarlas conscientemente, cuando queramos, y ceder esa fuerza para otras cosas maravillosas.

Si las mantenemos replegadas por un tiempo, estamos sacrificando nuestra posibilidad de volar. Cuando ayudamos a los demás somos muy conscientes de que quizás tengamos que tenerlas replegadas. Simplemente no es nuestro momento de volar, es el momento de estar con los pies en la tierra, arrimando el hombro. A las madres nos pasa mucho esto. Hasta que dejamos que nuestros hijos vuelen solos, y entonces nosotras podemos volver a desplegarlas del todo. O también podemos elegir libremente padres e hijos volar juntos hacia el mismo horizonte durante esta vida. 

Siempre que repleguemos nuestras alas, debemos hacerlo desde el corazón, para que no nos invada la melancolía o la pena. Así permanecerán ahí fuertes, robustas, ágiles, esperando a ser abiertas en el momento necesario.

Y no olvidemos que nunca es tarde para volar. No importa si hace mucho que no desplegamos nuestras alas o si no lo hemos hecho nunca antes o si solo podemos hacerlo ocasionalmente. Saber que están ahí, dispuestas a trabajar por y para nosotros cuando más lo necesitemos, es lo más importante.

Si ahora las tenemos replegadas, de vez en cuando paremos y disfrutemos abriéndolas en la intimidad. Es importante verse a uno mismo tal y como es. Recordar nuestra grandeza.

Y si en algún momento nos cruzamos con alguien que piensa que ya no puede más, recordémosle que puede extender sus alas y volar sobre la tierra. Que no hace falta llegar al cielo, para nada. Que aunque el dolor sea un fuerte pegamento, el amor es el disolvente. Y enseñémosle nuestras alas para que vea el camino.

Cuidado con el ego o la falta de autoestima, son los que nos ciegan. Por eso muchas personas no las ven en toda su vida. Pero si quieren ser ayudados para volar, podemos hacerles de espejo, es mucho más rápido.

Aprendizaje: Somos conscientes de la fuerza de nuestras alas, por eso podemos volar libres.

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¡¡NOSOTRAS NO COCINAMOS!!

La verdad es que cocinar es un arte. Pero nosotras no cocinamos mucho. Más bien crucinamos, elaboramos, especiamos, condimentamos…

Nuestros alimentos son ecológicos así que los respetamos mucho no haciendo ni fritos, ni cocciones largas, ni nada que estropee las propiedades y sabores del alimento. La carne y el pescado a la plancha o al horno, con aceite de coco y especiadas. El pan en la panificadora, con masa madre y harinas sin gluten. Las verduras y hortalizas escalfadas o cocidas, fermentadas, crudas o en zumo. Las legumbres y cereales son lo que más cocinamos estilo macrobiótico (con algas, jengibre y cúrcuma). Y el resto crudo: frutos secos, semillas, fruta, germinados, etc.

Disfrutamos del sabor, textura y color de los productos frescos, ecológicos y sin muchas preparaciones. Además no nos gusta combinar alimentos, preferimos saborear cada uno de estos manjares por separado: acelgas, espinacas, coliflor, brócoli, romanescu, tomate, lechuga, zanahoria, pepino, etc. Y las hortalizas de raíz o aéreas las incorporamos a las legumbres (patata, cebolla, ajo, puerros, apio, calabaza, boniato, remolacha, etc.) y algunas a los zumos.

Simplemente cocinamos de una forma relajada, sencilla y para disfrutar. En conjunto, toda la familia, y después cada uno por separado en la mesa, hacemos nuestros aliños preferidos en el plato, con hierbas aromáticas, aceites de sabores, vinagres, miso, etc. Cada uno a su gusto.

Lo que si hacemos es una Alimentación totalmente Consciente:

– Cocinar estimula los cinco sentidos y nos hace estar en el aquí y ahora.

– Sabemos que la calidad de los alimentos y su procedencia determina la calidad de lo que comemos. Una buena salud nos hace libres y ágiles, así que seleccionamos alimentos de temporada, de cercanía, biológicos y los respetamos a la hora de su elaboración.

– Dedicamos el tiempo necesario para cocinar. Es un acto de cariño hacia nosotras y hacia los que nos acompañan en la preparación, y después en la mesa. Si nos quita demasiado tiempo no nos resulta placentero, así que fácil, rápido y sobre todo rico.

– Las cocciones tienen la capacidad de cambiar la cualidad de los alimentos. La cantidad de agua, sal, tiempo y el corte producen efectos en el organismo. Utilizamos diferentes estilos de cocción (escalfado, vapor, salteado) y evitamos el microondas y materiales como el teflón y el plástico.

– Intentamos combinar texturas y consistencias en cada comida: cremoso, blando, crujiente… para evitar los antojos.

– Nosotras hemos decidido hacer una alimentación disociada, evitando el gluten, la lactosa, la soja… con nuestra particular combinación de alimentos, hasta conseguir unas digestiones ligeras y una nutrición óptima.

Si os gusta cocinar, os relaja, divierte o forma parte de vuestro ocio, a continuación os dejamos unos enlaces a nuestras recetas favoritas de nuestras maestras de la alimentación saludable. Esperamos que os gusten y ¡qué aproveche!!!

https://www.malvanutricion.com/recetas/

https://www.rawfooddietforlife.com/receta-para-san-valentin/

https://tunutricionistaintegrativa.com/category/recetas

http://www.mireiagimeno.com/lista-recetas/ultimas-recetas

https://www.aqdv.es/recetas.php

https://canalcocina.es/recetas/buscar/cocinero/ana-moreno

https://www.misrecetasanticancer.com/p/recetas-anticancer.h…

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ECOSOFÍA ALIMENTARIA

Depende de tí lo lejos que llegarás. Si nunca lo intentas jamás lo sabrás«. Merlín. (La Espada en la Piedra, 1963).

Una de nuestras pasiones es la alimentación. Alimentación consciente, saludable, ecológica y de proximidad. Es uno de nuestros pilares para mantener un equilibrio en el área de salud. Además con los años ha pasado de ser una necesidad a ser una pasión. El cambio de alimentación tradicional a alimentación consciente fue muy fácil y sin grandes retos. Sencillo, saludable y fresco.

Practicamos un estilo de alimentación en el que escuchamos a nuestro cuerpo y le damos lo que nos pide. Mente sana, cuerpo sano.

No somos vegetarianas. Comemos carne. Aunque, por salud y responsabilidad, menos carne que la media de la población, y siempre ecológica. Y pescado. Y huevos. Comemos de todo. Todo lo que es comestible claro, es decir, todo lo que nuestro cuerpo pueda digerir sin tener que gastar energía extra, sin que lo elimine directamente o sin que lo acumule porque no sabe que hacer con ello. 

Como somos libres, para poder elegir lo que queremos comer, elegimos lo que nos sienta bien. Y lo que nos sienta bien son las espinacas, lechugas, coliflor, romanescus, brócolis, acelgas, repollos, etc. de agricultores ecológicos de nuestra zona. Vivimos en la huerta de Europa. así que lo aprovechamos. Comida real, viva y económica.

Ya hace muchos años que la salutogénesis forma parte de nuestro bienestar vital, por eso adoptamos este tipo de alimentación consciente en el que cocinamos de una forma sencilla y saludable.

Comer comida real o elegir, por el contrario, productos envasados de un supermercado, depende del nivel de claridad que cada uno tenga.

Lo que sí hemos podido comprobar a lo largo de estos años, es que a medida que elevamos nuestra consciencia, nuestro cuerpo y nuestra mente no quieren comida basura. O al revés, cuanto mejor comemos, más claridad mental tenemos y más nos comprometemos con lo natural.

Otra cosa que tenemos muy clara es que todos somos diferentes, y a la hora de comer también. Yo soy más de verduras aéreas, legumbres y cereales y Any más de carne, semillas y verduras de tierra. Yo quiero subir y Any tiene que poner los pies en la tierra. Es importante también que seamos conscientes de esto. No se trata de hacerle a cada miembro de la familia un plato cocinado diferente, sino más bien de amoldarse a todos los gustos a lo largo del día, aprovechando los restos y jugando con los crudos y las cantidades. Una vez que se coge el truco, es muy fácil que todo el mundo quede satisfecho. Todo esto tiene que ver con el hecho de que la intención de cada acción tiene muchísima importancia, casi más que el hecho mismo. Y de que cada organismo vivo es único e irrepetible y necesita un equilibrio diferente.

Cuidar cuerpo y mente van de la mano. No se trata de dietas, de estética, de ropa… Nosotras nutrimos nuestro cuerpo con la energía de los alimentos, nos hidratamos con agua de calidad y tomamos el sol a diario. Así nuestro cuerpo no consume tanta energía en depurar continuamente, y puede utilizar esa energía para optimizar otras funciones vitales.

Nuestra filosofía de vida es sencilla, natural y lo más limpia posible de tóxicos ambientales y alimenticios, pero sobre todo de pensamientos tóxicos. 

Somos felices sentándonos juntos a comer, mientras compartimos que tal nos ha ido el día y nos encanta reímos juntos. De nada sirve cuidar el cuerpo y descuidar la mente.

Y esta filosofía de vida la aplicamos en todos los campos: alimentación saludable, economía saludable, mente saludable… Cuerpo sano, mente despierta.

Aprendizaje: Cuídate para ser libre.

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CREEMOS NUESTRA REALIDAD


“Lucho contra tres gigantes; estos son: el MIEDO, que tiene fuerte raigambre y que se apodera de los seres y los sujeta para que no vayan más allá del muro de lo socialmente permitido o admitido; el otro es la INJUSTICIA, que subyace en el mundo disfrazada de justicia general, pero que es una justicia instaurada por unos pocos para defender mezquinos y egoístas intereses; y el otro es la IGNORANCIA, que anda también vestida o disfrazada de conocimiento y que embauca a los seres para que crean saber cuándo no saben en realidad y que crean estar en lo cierto cuando no lo están”.
Miguel de Cervantes, El Quijote de la Mancha.

Todos somos conscientes de que hay cosas diariamente en nuestro entorno que no se gestionan de la forma más adecuada. Cuestionamos las decisiones de los cargos políticos, podemos no estar de acuerdo con la distribución de la riqueza, repudiamos los actos de violencia social, etc. Pero al día siguiente volvemos a hacer lo mismo que todos los días. Sin cambiar nada.

Y si nada cambia en nosotros, nada cambiará en el Mundo.

Informémonos y después podremos tener las herramientas para tomar decisiones diferentes libremente.

Solo se puede elegir entre lo que se conoce. Y por desgracia la mayoría de las veces nos conformamos con “esto es lo que hay”…

Hasta que pasa algo dramático en nuestras vidas. Entonces vencemos el MIEDO y nos decidimos a dar el paso y buscar el cambio.

O hasta que somos recibidores directos de INJUSTICIAS y entonces buscamos algo diferente que nos de otros resultados.

O hasta que nos damos cuenta de nuestra IGNORANCIA conformista y nos interesamos por saber cosas nuevas.

Para cambiar solo hay que abrir los ojos y mirar un poco más allá. Podemos descubrir que hay otras maneras de ser y estar, de recibir y dar, de compartir y colaborar, de crecer y ayudar. Y una vez que conozcamos alternativas, descubriremos que somos realmente libres para elegir.

No pasa nada por cambiar, o mejor dicho, puede pasar mucho y ver la vida con otros ojos para siempre.

El «normatismo» siempre pasa por el “Panem et circenses” («pan y circo»), del poder para mantenernos tranquilos u ocultar controversias, proveyendo a las masas, nosotros, de “alimento, medicamentos y entretenimiento” DE BAJA CALIDAD para que no nos demos cuenta de la situación en la que vivimos o nos limitemos a manifestar nuestro enfado, sin que nada cambie.

Está en nuestras manos alcanzar un conocimiento más amplio de posibilidades saludables en distintos ámbitos: economía, alimentación, salud, ocio…buscando otras alternativas, otros resultados… y encontrar muchas soluciones a problemas que el sistema desahucia. Entonces podremos elegir desde la libertad.

Si mirásemos más a nuestro interior, a nuestro corazón y espíritu, nos daríamos cuenta de que no necesitamos casi nada para comenzar ese cambio, solo sacar a pasear lo mejor de nosotros mismos, interesarnos por conocimientos más amplios y decidirnos a tomar acción.

Para cambiar las cosas primero tenemos que dejar de percibir que “las cosas son así y ya está” y colaborar en el cambio a un mundo mejor.

Ya es hora de que despertemos y nos demos permiso a nosotros mismos para ser felices, vivir en paz y amarnos los unos a los otros.

Las cosas están cambiando poco a poco, y nosotras desde anayany.com queremos aportar compartiendo nuestras experiencias, una visión distinta de la vida para un Mundo Más Feliz para TODOS.

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