“Depende de tí lo lejos que llegarás. Si nunca lo intentas jamás lo sabrás«. Merlín. (La Espada en la Piedra, 1963).
Una de nuestras pasiones es la alimentación. Alimentación consciente, saludable, ecológica y de proximidad. Es uno de nuestros pilares para mantener un equilibrio en el área de salud. Además con los años ha pasado de ser una necesidad a ser una pasión. El cambio de alimentación tradicional a alimentación consciente fue muy fácil y sin grandes retos. Sencillo, saludable y fresco.
Practicamos un estilo de alimentación en el que escuchamos a nuestro cuerpo y le damos lo que nos pide. Mente sana, cuerpo sano.
No somos vegetarianas. Comemos carne. Aunque, por salud y responsabilidad, menos carne que la media de la población, y siempre ecológica. Y pescado. Y huevos. Comemos de todo. Todo lo que es comestible claro, es decir, todo lo que nuestro cuerpo pueda digerir sin tener que gastar energía extra, sin que lo elimine directamente o sin que lo acumule porque no sabe que hacer con ello.
Como somos libres, para poder elegir lo que queremos comer, elegimos lo que nos sienta bien. Y lo que nos sienta bien son las espinacas, lechugas, coliflor, romanescus, brócolis, acelgas, repollos, etc. de agricultores ecológicos de nuestra zona. Vivimos en la huerta de Europa. así que lo aprovechamos. Comida real, viva y económica.
Ya hace muchos años que la salutogénesis forma parte de nuestro bienestar vital, por eso adoptamos este tipo de alimentación consciente en el que cocinamos de una forma sencilla y saludable.
Comer comida real o elegir, por el contrario, productos envasados de un supermercado, depende del nivel de claridad que cada uno tenga.
Lo que sí hemos podido comprobar a lo largo de estos años, es que a medida que elevamos nuestra consciencia, nuestro cuerpo y nuestra mente no quieren comida basura. O al revés, cuanto mejor comemos, más claridad mental tenemos y más nos comprometemos con lo natural.
Otra cosa que tenemos muy clara es que todos somos diferentes, y a la hora de comer también. Yo soy más de verduras aéreas, legumbres y cereales y Any más de carne, semillas y verduras de tierra. Yo quiero subir y Any tiene que poner los pies en la tierra. Es importante también que seamos conscientes de esto. No se trata de hacerle a cada miembro de la familia un plato cocinado diferente, sino más bien de amoldarse a todos los gustos a lo largo del día, aprovechando los restos y jugando con los crudos y las cantidades. Una vez que se coge el truco, es muy fácil que todo el mundo quede satisfecho. Todo esto tiene que ver con el hecho de que la intención de cada acción tiene muchísima importancia, casi más que el hecho mismo. Y de que cada organismo vivo es único e irrepetible y necesita un equilibrio diferente.
Cuidar cuerpo y mente van de la mano. No se trata de dietas, de estética, de ropa… Nosotras nutrimos nuestro cuerpo con la energía de los alimentos, nos hidratamos con agua de calidad y tomamos el sol a diario. Así nuestro cuerpo no consume tanta energía en depurar continuamente, y puede utilizar esa energía para optimizar otras funciones vitales.
Nuestra filosofía de vida es sencilla, natural y lo más limpia posible de tóxicos ambientales y alimenticios, pero sobre todo de pensamientos tóxicos.
Somos felices sentándonos juntos a comer, mientras compartimos que tal nos ha ido el día y nos encanta reímos juntos. De nada sirve cuidar el cuerpo y descuidar la mente.
Y esta filosofía de vida la aplicamos en todos los campos: alimentación saludable, economía saludable, mente saludable… Cuerpo sano, mente despierta.
Aprendizaje: Cuídate para ser libre.
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