“En mi opinión, el enfoque de la Parálisis Cerebral ‘centrado en el cerebro’, que trata la ‘lesión cerebral’, en otras palabras el daño en una parte del cerebro, y ‘parálisis cerebral’ (un desorden de postura y movimiento que falla en alcanzar grandes hitos del desarrollo biomecánico) como sinónimos intercambiables es el obstáculo más importantes que estanca el progreso de la rehabilitación física y mantiene congelado el abismante status quo actual”. Leonid Blyum.
Todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida “malos” profesores y grandes maestros. Los “malos” profesores son fáciles de reconocer: no solo no aprendes de ellos, sino que te llevan a errores y a perder el tiempo.Por eso es tan importante saber reconocer a un buen maestro. Esa persona con la que continuamente estás aprendiendo sea del tema que sea, porque la vida, la experiencia, la inteligencia, los conocimientos salen de su boca con cada palabra que dice.Un gran maestro tiene una visión completa de la realidad. Aprende cosas nuevas con las que experimenta continuamente y ayuda a los demás porque conoce las distintas posiciones. Tiene una mente abierta y entiende las diferencias particulares con flexibilidad. Su vida está dedicada a aprender y enseñar. Está abierto a todo aquel que tenga interés, haciendo el mayor esfuerzo para ponerse al nivel del aprendiz y enseñar desde su experiencia. No hace proselitismo y le encantan los alumnos realmente dedicados. Tiene muchos conocimientos. Ha estudiado los conocimientos clásicos y tiene una buena formación en las últimas novedades, y para él, el método y la práctica son igualmente o más importantes que la teoría. Tiene disciplina.Es amable. Tiene un linaje, una continuidad en la transmisión de su conocimiento a sus discípulos. Es progresivo, adaptándose a los tiempos y a los contextos de sus aprendices. Es humilde con sus logros y virtudes. No está interesado en nuestra cartera. Su interés es erradicar la ignorancia, no hacerse con nuestro dinero o cualquier otro interés particular. Con cubrir gastos para poder realizar una buena labor educativa con sus alumnos se da por satisfecho. No busca el enriquecimiento material. Tiene un gran maestro y un grupo de aprendices para compartir experiencias y logros. Confía en la cadena de causa y efecto. Es generoso e inspira a la generosidad. Tiene medios hábiles. Es creativo y compasivo y capaz de encontrar los medios para que sus alumnos avancen. Nos lleva a un entorno virtuoso. Debe buscar desenredarnos del camino equivocado, y ayudarnos a comenzar el camino correcto. Domina cuerpo, palabra y mente. “Mens sana in corpore sano”. Tiene percepción pura. Ve el mundo de manera neutra y en sus alumnos su naturaleza luminosa, debajo de la personalidad y de las apariencias. No juzga. Es capaz de ver los aspectos de nuestra personalidad que nos obstruyen el camino y debe ser implacable en buscar que eliminemos esas obstrucciones, no debe juzgar si somos buenos o malos. Y debe ser tolerante con los errores. Vive bajo los principios que predica. Se cuida de no hacerse, ni hacer daño, con moralidad. Y sabe perdonar.
Uno de nuestros Grandes Maestros Geniales es Leonid Blyum. Él nos enseñó, hace ya 12 años, que la fascia está hecha de tres componentes principales: colágeno, elastina y un complejo gel de polisacárido que se conoce como la “sustancia fundamental” en la liberación miofascial. El colágeno y la elastina trabajan en conjunto para crear una formación similar a una red de pequeñas fibras fuertes y flexibles. La sustancia fundamental rellena los espacios libres, humecta las fibrillas y amortigua los órganos. Estos tres aspectos funcionan como un sistema armónico que asegura un movimiento saludable, apoyo y protección de todos los sistemas del cuerpo.
Gracias Maestro Blyum.
