Nosotras no usamos reloj. Para nosotras la libertad pasa por no contar las horas.
Pero ayer encontramos uno en un armario y lo pusimos a las 10:50. Y tiempo después, seguían siendo las 10:50.
Inevitablemente Any se ha puesto a recitar a Jorge Bucay y su reloj parado en el pared.
Y al mismo tiempo nos resultó hermoso pensar que habíamos parado el tiempo.
Any estaba estudiando y yo haciéndole el Programa de Ejercicios, como siempre, como todos los días.
Pero no sabemos ni que día es, ni en que momento del día estamos. Solo el Sol y las comidas cambian nuestro ritmo y marcan nuestras pausas.
Y hemos pensado: LIBERTAD. Que bonito ha sido abrazarnos diciéndonos “te quiero” y pensando en lo afortunadas que somos de disfrutar de algo tan maravilloso.
Y sentimos que por nosotras no pasa realmente el tiempo, aunque la estatura de Any varíe, mis canas abunden y veamos a diario el amanecer.
Tenemos todo este espacio temporal a diario para ESTAR y SER y disfrutamos de la nada, el silencio, el discurrir de los días sin atarnos a cosas que nos hacen que el tiempo pase. Horarios a veces absurdos, citas a veces estresantes, compromisos…los limitamos a unos días concretos, o unos minutos concretos en el día…
Disponer del tiempo día tras día es parte de la verdadera Libertad, para poder SER y ESTAR plenamente aunque ahí afuera pasen cosas.
Trabajamos por estar juntas haciendo lo que nos gusta y entonces es cuando pensamos que no pasa el tiempo.