Ganar más y gastar menos es la base de una vida próspera.
Hagamos una profunda reflexión interior sobre nuestro estilo de vida.
Aparentar tener más, no significa ser feliz ni poder disfrutar de las bondades de una vida cómoda. Las apariencias a través de redes sociales o por falta de Educación Financiera y desconocimiento de la propia realidad económica, no es el mejor modo de conseguir ser felices y ayudar a los demás, ya que la verdad acaba imponiéndose a la ficción.
Nosotras apostamos por el equilibrio y el sentido común ante la total incongruencia y el delirante rumbo que ha tomado la exhibición de lo superfluo.
Por eso somos frugales porque es una filosofía de vida con la que nos sentimos cómodas y felices.
Cuando uno es frugal, optimiza los recursos de cualquier tipo (dinero, tiempo…) de tal manera que el resultado es vivir de manera holgada controlando la mente para evitar gastar dichos recursos en lo innecesario. No necesitamos aparentar lo que no somos, porque lo que somos es lo que queremos ser.
Siempre nos ha gustado este estilo de vida.
Setsuyaku (frugalidad) en el budismo zen japonés quiere decir eliminar lo que no sirve, pero desde el significado de hacer uso pleno de algo, sin tomar en cuenta lo que es.
En la sociedad de consumo compulsivo en la que vivimos parece como si se considerara una virtud tener un buen coche, por ejemplo, aunque éste sólo saque dinero de tu bolsillo.
El catedrático de Economía en la Universidad París-Sud, Serge Latouchees, es una de las voces mundiales del llamado movimiento por el “decrecimiento”. Él nos habla sobre cómo no se obtiene la felicidad si no podemos limitar nuestros deseos y necesidades.
El profesor Latouche ya con 73 años y su movimiento “decrecentista”, defiende la sobriedad en la vida y la preservación de los recursos naturales antes de su agotamiento. Propone vivir mejor con menos y se alinea con la ecología y conceptos con los que nosotras vibramos como: producir cerca de donde se vive y de forma ecológica; no vivir fagocitados por la economía de la acumulación que conlleva frustración y querer lo que no tenemos ni necesitamos; y ha comprobado a lo largo de su vida que la gente feliz no suele consumir en exceso.
Estamos de acuerdo con muchas de sus ideas como la de trabajar menos y producir de forma inteligente así como ayudar a los demás y cultivar más la vida.
Además la frugalidad en sí, permite afrontar eficientemente el posible impacto de una crisis y aumenta de manera significativa nuestro conocimiento sobre el dinero, porque nos permite ser más inteligentes a la hora de tomar decisiones sobre el uso del mismo.
Si buscamos una prosperidad monetaria tenemos que tener claro la relación entre nuestras ganancias y nuestros gastos. Si ganamos más de lo que gastamos, entonces contamos con cierta prosperidad.
Es decir, que aumentamos nuestra prosperidad mediante la vida frugal tanto si aumentamos nuestras ganancias y nuestros gastos permanecen constantes, como si disminuimos nuestros gastos y nuestras ganancias permanecen constantes.
Si es difícil o complicado aumentar las ganancias, empezaremos por reducir tus gastos.
Por el contrario, si es difícil reducir tus gastos, debemos considerar la posibilidad de obtener ingresos adicionales. Recuerda que el dinero es fácil de ganar, pero difícil de mantener.
Se sabe que muchas personas conocidas por ser influyentes en términos monetarios viven una vida de frugalidad.
Considera la posibilidad de seguir la filosofía de la frugalidad en tu vida, sin que ello te limite de ninguna manera para que logres el éxito.