“Hasta que un pozo no se seca, no sabemos darle valor al agua.” Thomas Fuller.
En la sociedad actual juzgar el comportamiento de los demás es algo habitual.
Sin embargo nunca nos cuestionamos a nosotros mismos, si nuestros comportamientos son los correctos. Para ser conscientes de lo que hacemos y cómo lo hacemos practiquemos la atención plena, estando muy conectados con nosotros mismos y con la tarea que hacemos en cada momento. Y después reflexionemos o meditemos sobre todas esas experiencias, tanto internas como externas, unas más significativas que otras, más positivas o menos, etc.
Desarrollemos nuestro lado espiritual, por ejemplo, yendo mas allá de la percepción de nuestros limites personales y mas allá de la autoreferencia, aprendiendo algo nuevo todos los días y haciendo algo distinto todos los días, o desarrollando mayor consciencia… pero siempre desde la Ética.
Si vivimos bajo unos principios, valores y conductas avanzaremos más rápidamente en los procesos. Ser conscientes de la importancia de la ética aplicada a la vida cotidiana, es parte de una vida feliz, ecológica, saludable y de servicio a los demás.
Busquemos avanzar en nuestro camino de crecimiento interior, practicando a diario un comportamiento ético hacia nosotros mismos que nos lleve a la autotransformación. Y apliquemos los criterios espirituales y los valores que rigen nuestra vida, en el día a día, en la familia, en el ocio, etc. con el deseo de contribuir también a la transformación positiva de la sociedad.
Seamos el ejemplo que queremos ver en el Mundo.
Nosotras somos honestas, amorosas y amables con nosotras mismas a diario para poder reflejar eso fuera de nosotras. Vivimos bajo los principios de amor, felicidad, respeto, no violencia, ecología, generosidad, compasión, etc. para ser fieles a nosotras mismas y para ayudar a que nuestro entorno sea cada vez más saludable en todos los aspectos.
Crezcamos a nivel espiritual y cuidemos de nuestros valores sabiendo que todos somos necesarios, y creando un contexto afectivo y emocional saludable que nos rodee.
Acerquémonos al estoicismo de Séneca, esa doctrina práctica que promulga que no existen actos malos en si mismos sino el mal moral que representa la ausencia del recto orden en la voluntad humana.
Las cosas que pasan a nuestro alrededor las podemos interpretar de muchas formas, y cada uno elegimos como queremos que nos afecten en nuestra vida. Ni las palabras ni las acciones de otros pueden afectarnos si somos conscientes de por qué son así en ese momento. Y en nuestras manos está alejarnos o acercarnos pacíficamente a esas energías descontroladas que gobiernan a la mayoría de la sociedad.
Esto es extremadamente importante para nuestro bienestar interior: tengamos compasión por quien ignora el valor de la Ética en la vida diaria y dejemos que camine su propia vida, todo tiene un proceso. Pero que no nos afecte su falta de “sabiduría”, la vida le enseñará todo.
Como todos somos distintos, existe un amplio rango de habilidades y gente que está en diferentes etapas en el desarrollo espiritual, intelectual, físico, emocional…
Tengamos compasión por los que todavía no han visto la relación entre la Ética y la Felicidad en el día a día y démosles tiempo para despertar.